12 May 2009
Hacía muchos años que se daba por hecho que a Antonio Vega no le quedaba mucho de vida. Pero, pese a todos los rumores funestos y los homenajes organizados antes de tiempo, el líder de Nacha Pop siempre continuaba ahí, hasta el punto de adquirir cierta consistencia paradójica de hombre indestructible: con el cuerpo maltrecho, con una fragilidad que dolía al espectador, seguía adelante año tras año, década tras década, sin perder su calidad artística ni su encanto personal. Hoy su cuerpo no ha podido más y la neumonía que le tenía ingresado desde hace varios días ha acabado con él a los 51 años. Tengámosle presente con una canción que invita a pensar, grabada en un tiempo que a algunos nos parece ayer: un momento en una agenda, una décima de segundo más...
Hacía muchos años que se daba por hecho que a Antonio Vega no le quedaba mucho de vida. Pero, pese a todos los rumores funestos y los homenajes organizados antes de tiempo, el líder de Nacha Pop siempre continuaba ahí, hasta el punto de adquirir cierta consistencia paradójica de hombre indestructible: con el cuerpo maltrecho, con una fragilidad que dolía al espectador, seguía adelante año tras año, década tras década, sin perder su calidad artística ni su encanto personal. Hoy su cuerpo no ha podido más y la neumonía que le tenía ingresado desde hace varios días ha acabado con él a los 51 años. Tengámosle presente con una canción que invita a pensar, grabada en un tiempo que a algunos nos parece ayer: un momento en una agenda, una décima de segundo más...
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