martes, 26 de mayo de 2009

Antonio Vega

J.A.M. La muerte de Antonio Vega ha significado una inmensa tragedia y un drama para la música compuesta e interpretada en español. Una tragedia en primer lugar para su familia, para sus más allegados, para los músicos de sus bandas, para todos los músicos que componen en español, para su primo Nacho, para los que le conocimos, pero también para los miles de seguidores apasionados y fieles que tenía por el mundo. No por anunciada, su muerte deja de ser una amputación de un órgano muy hondo, muy escondido en el pecho, allí donde muchos dicen que está oculta el alma.Porque Antonio componía para el alma, para donde de verdad se debe componer y crear, el resto es engaño, entretenimiento, ausencia de verdad. Componía y, sin querer, te ponía la piel de gallina, te hacía sentir cosas y sensaciones que otro intérprete era incapaz de conseguir. El creador que fue Antonio, el artista que habitaba en él, trascendía estrictamente de lo musical. Su obra; letras que eran auténtica poesía, poesía sugerente, de la que te llega al fondo, de la que te hace sentir, una música vibrante, envolvente, intensa, a veces rabiosa, otra desesperada. Su voz era un lamento, un susurro intenso, no simulado. Su legado ha sido reconocido no sólo por los aficionados sino también por los músicos y cantantes, incluso por los más grandes que ha tenido este país.Juan Manuel Serrat, en su última visita a Tenerife, dijo, tras preguntarle su opinión por la versión que Antonio había hecho de su Romance del Curro, el Palmo, que le había encantando y destacó el repique de tacones auténtico que Antonio introduce en su versión. Serrat debió pensar que el fraseado del estribillo de la canción era simplemente genial, "hay mi amor, sin tí no entiendo el despertar, ay mi amor, sin ti mi cama es ancha"; era tan cálido y auténtico como en su versión original. "Antonio Vega es un tipo genial pero con mala suerte", espetó de repente Serrat en una rueda de prensa en el Auditorio de Santa Cruz de Tenerife, quizá pensando en Marga, la mujer que amó a Antonio y que murió tras componer sus 3.000 noches con Marga. Antonio Vega era realmente genial, se descubrió a finales de los 70 en el concierto que Nacha Pop ofreció como telonero de Siouxie and the Banshees, en el teatro Barceló de Madrid, hoy Pachá. Antonio ya se descubrió entonces como un tipo especial, introvertido, tímido y al que se le notaba que vivía un volcán en su interior.Antonio, que había estudiado en el Liceo Francés de Madrid, en el mismo que estudió Miguel Bosé, se asoció con su primo, Nacho García Vega, para formar Nacha Pop. Nacho era un chico completamente diferente a él; vital, extrovertido, un joven que desprendía energía a raudales. Entre los dos se complementaron y crearon uno de los grupos más significativos de la new wave madrileña, luego rebautizada como movida madrileña por donde pululaban Gabinete Caligari, Radio Futura, Alaska y los Pegamoides, Glutamato Ye-Yé, Décima Víctima, Aviador Dor, entre otros. En una de sus últimas visitas a Tenerife, cuando actuó en el Auditorio, Antonio habló de su estado de salud, de cómo estaba recuperándose de la muerte de Marga y de su obsesivo amor por los gatos. Cerró su intensa actuación interpretando Ángel caído, la canción que dedicó al pintor holandés Van Gogh, y Una décima de segundo, uno de sus himnos musicales y que ha sido versionado por Luz Casal, Emilio Aragón y por Beatriz Luengo, entre otros artistas. Antonio Vega comenzó a ser conocido gracias a los locutores que estaban en esa época (finales de los 70 y principios de los 80) en Onda 2 de Radio España, desde donde se impulsó a la movida madrileña: Rafael Abitbol, Juan de Pablos, Gonzalo Garrido, y Mario Armero. Nacha Pop representaba el pop renacido tras el punk, la canción directa al corazón y con la que te identificabas. (La chica de ayer ha sido la mejor canción del pop español en los ochenta y El sitio de mi recreo, la mejor canción de los noventa, así se lo reconocieron los premios Ondas). Antonio Vega componía canciones con palabras de las que podrías estar hablando horas y horas. Cada estrofa suya es como un haz de luz sugerente del que se pueden sacar muchas visiones, muchas lecturas. El mismo reconocía que muchas de las versiones que se sacaban de sus letras, él no se lo había planteado. Los analistas de sus letras y de sus metáforas sacábamos cosas que el propio autor no se había planteado. En la canción Lucha de gigantes, por ejemplo, revela para muchos la lucha de dos gigantes; Antonio Vega y su adicción de la que no se podía liberar. No pudo disimular que "había pasado sin tropezar" y que había sido absorbido por el "monstruo de papel". Al intenso y demoledor texto de Lucha de gigantes, se unen unas guitarras envolventes, obsesivas, que deslumbraron al director de cine mexicano de Amores Perros y la incluyó en su banda sonora. Su guiñó al caballo se plasma también, para otros observadores de la poesía de Antonio, en su tema Se dejaba llevar, que después popularizó Ketama, con lo que la música de Antonio entró en el reino flamenco, en el mundo de los gitanos. Comenzó componiendo unos textos más juveniles, más de historias de adolescentes que se escapaban de sus casa, Atrás; de noches de juerga y alcohol, Antes de que salga el sol, de amores imposibles, La chica de ayer, y todo ello producido por Teddy Bautista. La influencia de su primo Nacho en la banda, Nacha Pop, con su vitalidad, con sus composiciones más eléctricas que acústicas fueron mal digeridas por Antonio Vega. Este se encerraba cada vez más en su mundo, en su volcán, en sus adicciones, y en 1988 acordaron disolver Nacha Pop. Un año más tarde, en 1989, Antonio publicó en solitario No me iré mañana, producido por Carlos Narea.Ahí comenzó un Antonio más de culto, capaz de sacar la voz como un lamento, de expresar todo lo que guardaba en Nacha Pop. Su mérito, y por lo que se le recordará, es por haber sido él mismo, por tener su propia voz; sus contradicciones, sus debilidades y expresar con su lamento su verdad: "Sólo al final tiene sentido la soledad, cuando el silencio es total". Es difícil encontrar otra músicos, otro intérprete, otro poeta que aglutine tantos amores y de tan distinto signo entre los propios músicos. Las canciones de Antonio han sido versionadas por mitos del rock callejero como Rosendo, por estrellas del pop como Enrique Iglesias, por flamencos como Ketama, y en todos los estilos y lenguajes musicales, Antonio sonaba bien. Además, Antonio ha versionado, y ha mejorado, temas de Los Chunguitos, de Amaral, de sus gran amigo Enrique Urquijo, de Antonio Flores, de Jarabe de Palo, y de tantos otros. La última vez que Antonio vino a Tenerife lo hizo a La Laguna, a un concierto acústico de los que solía hacer por España. Su deterioro era cada vez más evidente pero sus canciones seguían siendo dirigidas al alma, para donde siempre las compuso.Descanse en Paz.

http://www.laopinion.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009052500_24_221646__2C-Antonio-Vega

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