martes, 19 de mayo de 2009

Antonio Vega, bastión de La Movida

12 Mayo, 2009 por Matías Uribe

Honor, loor y duelo por los muertos. No será uno quien pierda el respeto y menos a un compositor de primera del pop español. Lo que no quita para que confiese algo que en más de una ocasión dejé plasmado en el Heraldo: nunca me aburrí tanto en un concierto como en los primeros de Nacha Pop en Zaragoza. Planos y monótonos, escuchada la ‘Chica de ayer’ y alguna pieza más, ya estaba todo dicho. Una noche, en el pabellón de fiestas del antiguo cuartel de Palafox, hubo bostezos a mansalva.Hoy, me han pedido un breve texto para el Heraldo de mañana y lejos de glosar la figura musical de Antonio Vega, que en tan pequeño espacio hubiera sido imposible, he optado por recordar aquellos reiterados y primeros conciertos de Nacha Pop en Zaragoza (un probo funcionario del Ayuntamiento debía tenerle estima al grupo) y a renglón seguido destacar, sobre todo, el papel de Antonio Vega en la famosa Movida, de la que fue un sólido e indiscutible baluarte.Su ‘Chica de ayer’ empezó a darle crédito no solo a él y a su grupo, sino a toda una generación de jóvenes músicos que las discográficas miraban con recelo y el público con indiferencia. Un invento de la prensa y de la radio de Madrid, se decía. Poco antes, Mamá y Los Secretos habían sorprendido con ‘Chicas de colegio’ y ‘Déjame’, respectivamente. Y Paraíso había trazado una pirueta de sensibilidad increíble con ‘Para ti’. Por lo que las discográficas, incrédulas, mandaron a sus peones a la pesca, y estos curiosamente volvieron con la cesta llena.Y así fue como, en 1980, empezó la segunda gran revolución de la música española. Con el álbum, primero, de Radio Futura, ‘Música Moderna’; con el de Nacha Pop, meses después; y con el de Zombies, a continuación. Aquella maravillosa parva de canciones no podía ser un invento. No. Fue un chispazo generacional que produjo memorables discos y canciones, encendiendo la luz de La Movida. Y allí estaba Antonio, uno de los primerísimos ‘chicos de ayer’, dándole al interruptor de aquella luz en unos momentos en que España empezaba a transformarse musicalmente y políticamente empezaba a ver la claridad.Luego, en los noventa, Antonio Vega emprendió carrera en solitario, tras haberse desligado de su primo Nacho, empeñado en el pop colorido y nuevaolero, y quizá escribió sus mejores canciones, haciendo de la melancolía bandera y de los textos escuela. Su álbum recopilatorio “El sitio de mi recreo” (1992) resume a la perfección su genio melódico y compositivo, intimista y recogido, fruto de su amistad con la hipodérmica y de su carácter huidizo, ensimismado y hasta huraño y desagradecido, como el propio productor Paco Martín le espetó cuando se le tributó el homenaje discográfico de “Ese chico triste y solitario”, un título que a él le repateó.Obviamente hay mucho que recordar y que desempolvar. Mi archivo rebosa de recortes periodísticos y entrevistas de todo tipo. Aprovecho pues, tal y como un día me solicitaba el buen amigo Ricardo Gil, para recuperar el texto que le dediqué en el Semanal del Heraldo a Nacha Pop con motivo de la edición de uno de sus mejores discos, “El momento” (1987), tras el cual se acabó el grupo.

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