lunes, 22 de junio de 2009

El chico de ayer

JAVIER CUERVO

Antonio Vega buscaba dentro de sí mismo canciones inolvidables y encontró eso que se llama un himno generacional, es decir un hito para sus contemporáneos, una piedra que marcó "esto son los ochenta. Usted se encuentra aquí".
Como La chica de ayer nunca llegó a apagarse, para miles de personas de cincuenta años para abajo, cuando arranca el punteo se pone en marcha una letra indirecta, abierta y sincopada que cada quien ha llenado de distintos significados estrictamente personales, en los que se reserva el derecho de admisión.
Vega se explotó como se explota una mina, profundizando siempre y con la dinamita de las drogas introspectivas. Aunque hizo bien más cosas, su veta de mineral precioso eran las baladas semidesnudas, acompañadas por una guitarra de cristal, en las que las frases sugerentes armaban estrofas enigmáticas que cantaba con voz de finura amuchachada, afilada con eses de cuchilla y un trémolo en vilo, como vivió, como nos tuvo.
Pero la actividad extractiva siempre arruina el lecho. Las drogas fueron desfigurando a Antonio Vega hasta convertirlo en el zombi del joven que fue, con los playeros blancos de la prisa por desaparecer conectados con los ojos esquivos o asomados al pozo interior, donde estaban las salidas.
Acabó vistiendo el esqueleto por fuera lo que le aristó los rasgos y le talló el nudoso barroco de los dedos. Así convirtió su cuerpo en crónica y mapa de la variante oscura de los ochenta, unos años de fulgor y roña, neón y mugre, y acabó adoptando la postura del títere con hilos rotos.Oírle de nuevo era un placer y verle de vuelta, un dolor. No cabía pensar en que hubiera podido ser el dueño de todo y desolaba comprobar los estragos de la consunción, disco a disco, hasta quedar reducido a una cabellera completa que susurraba declaraciones con desinterés y canciones tristísimas hechas con poesía de humo y música de vidrio, de un intimismo que contenía todas las sensaciones e imágenes asociadas a la soledad.
Su afán solitario y su cancionero de soledades ha hecho mucha compañía.

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